Por qué hay que oler el vino antes de degustarlo
Es un gesto muy común en las catas de vino y en su consumo habitual. Pero, ¿realmente sabes por qué hay que oler los vinos? Descubre qué esconde este proceso y conoce la importancia de detectar los diferentes aromas del vino.
¡Aprende a sacarle el máximo partido a tus sentidos!
Acercarse la copa para oler el vino es un gesto propio de las personas más experimentadas o aficionadas a esta bebida. Este hábito, muy frecuente en las catas de vino, es más que un simple ritual, puesto que, bien empleado, nos puede aportar una gran cantidad de información sobre el vino que estamos bebiendo.
Los aromas del vino
Los diferentes olores o aromas del vino nos ayudan a distinguir infinidad de matices en la bebida. Gracias a estos, podemos determinar la complejidad de un vino (ya sea vino blanco, rosado o tinto) y comprender mejor su estructura.
Este proceso no se limita a oler sin más, sino que intentamos que se convierta en toda una experiencia sensorial y logremos percibir aspectos diferentes que, con el gusto o la vista, no lograríamos. Por eso, decimos que la fase olfativa de una tiene especial importancia.
¿Qué es eso de la fase olfativa? Bien, dentro de la cata de vinos, existen tres fases: olfativa, visual y gustativa. Con cada una de ellas, podemos aprender cosas diferentes sobre el vino que estamos tomando.
Con la olfativa, concretamente, podemos diferenciar hasta tres tipos de aromas. Estos son:
- Aromas primarios: los que proceden directamente del viñedo y la uva.
- Aromas secundarios: aquellos relacionados con el proceso de fermentación de los vinos.
- Aromas terciarios: los que nos hablan de la crianza en barrica y el reposo en botella.
¿Cómo oler un vino?
Para poder percibir correctamente el aroma de un vino, el nivel de bebida en la copa es importante. Por ello, nunca llenaremos más de un tercio de la copa. Esta medida es más que suficiente para poder airearlo correctamente y que se liberen los olores por toda la copa.
Después, con gestos circulares, moveremos la copa unas tres veces para airear un poco más el contenido. Si lo hueles ahora, notarás unos matices completamente diferentes a los de hace un rato cuando solo habíamos servido la copa de vino.
Es probable que, si no tienes mucha experiencia con los vinos, no seas capaz de diferenciar todo este abanico de aromas. Sin embargo, al igual que ocurre con el paladar, también aprenderás a educar tu olfato y afinarlo mucho más. Con el tiempo serás capaz de leer todas las pistas que nos dan los olores del vino. ¡Es cuestión de práctica!
Oler el vino para comprobar su calidad
Aunque, en esencia, la fase olfativa de un vino busca el disfrute de esos aromas agradables, cabe destacar que también es un recurso perfecto para detectar problemas en la bebida.
Y es que, si el olor que desprende no es el esperado, puede que se deba a que el vino no está en buen estado para ser consumido.
Un olor desagradable, con un tono agrio (como a vinagre, corcho e, incluso, pegamento) es una de las señales más claras de que estamos ante un vino oxidado o defectuoso. En estos casos, lo más recomendable es retirar la botella.
¿Qué te ha parecido? Esperamos que poco a poco seas capaz de apreciar todos estos matices, sea de un vino Rioja, un Rueda, un Ribera del Duero... ¡o de cualquier otro!
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