Consejos para saber qué vino tomar en verano

Como te comentábamos, los vinos blancos, rosados y espumosos se adaptan mejor a las temperaturas y platos de verano. No obstante, los vinos tintos jóvenes, más afrutados, también puede ser una buena opción. Por eso, pensamos que no hay un vino mejor para el verano y otro para el invierno, sino que en la variedad está el gusto. Entonces, ¿por cuál nos decantamos? Te damos algunos consejos sencillos para ayudarte en la elección de tus vinos este verano.  

Los vinos blancos son los que mejor maridan con los platos más ligeros de verano, pescados a la plancha o mariscos (en este caso, nuestro 875m Chardonnay marca la diferencia). El vino rosado también es perfecto para combinar con pasta, ensaladas, sopas frías o platos asiáticos. Por último, los tintos siempre son una opción acertada para esos segundos platos de carne o pescado en salsa. ¿Y los espumosos? Pues qué mejor bebida para tomar con el postre o con un helado.  

Para la época estival es mejor optar por vinos de menos graduación (como un vino joven), pues el alcohol produce deshidratación. También puedes optar por una bebida con vino más refrescante como puede ser la sangría, el tinto de verano o incluso algunos cócteles. Así podrás disfrutar también del vino en su versión más fresca, con un poco de hielo. 

Los vinos blancos o rosados pueden guardarse en la nevera los meses de más calor, sin embargo, los tintos puedes estropearse o cambiar sus características si están varios días en el frigorífico.  

Para enfriar un poco el vino tinto antes de servirlo puedes meterlo media hora en la nevera. Lo ideal es que este tipo de vino se mantengan entre los 15 y los 20º C. Otra forma sencilla de enfriarlo es meterlo en un cubo con agua fría y unos cubos de hielo. 

Los vinos blancos puedes enfriarlos de la misma forma, pero necesitarán dos horas en la nevera como mínimo para que estén a una temperatura agradable para su consumo en verano, sobre unos 8º o 10º.  

Un truco: Si colocas el vino en un barreño o cubo de agua, añade un poco de sal y se enfriará antes. 

Hoy en día también tienes enfriadores de vino eléctricos para el hogar que son más pequeños e incluso para una sola botella, pero esta opción siempre será más costosa para tu bolsillo. 

Recurrir al congelador puede ser una opción de última hora si necesitas enfriar el vino en 10 minutos, pero no lo dejes más e introdúcelo envuelto en un papel de cocina o paño húmedo, para que se enfríe antes.

Para conservar aquellos vinos que ya tienes abiertos en la nevera, colócalos de forma vertical, no los tumbes. El contacto del vino con el corcho en esta época del año puede hacer que los microorganismos que se crían en el corcho afecten al vino todavía más y lo terminen avinagrando.

Si eres un amante del vino, deberías hacerte con un tapón de “bomba de vacío” para quitar el aire y crear un vacío en la botella que ayudará a que el vino no se oxide tan rápidamente.   

Recuerda también que debes evitar tener el vino al sol, aunque esté en una fuente de agua, pues los rayos solares pueden dañar seriamente el producto.  

Tampoco debes recurrir a echar hielo a tu vino directamente, por mucho calor que haga. Existe un tipo de cubito de hielo de silicona que permite enfriar la bebida sin soltar agua, por lo que el vino, en este caso, conservará todo su sabor. De todos modos, esta opción es más aconsejable para vinos blancos y de menos calidad. 

Por último, la copa mejor medio vacía y siempre sujetándola por el tallo. Si la llenas mucho y la coges con la mano se calentará antes y no disfrutarás mucho tiempo de tu vino fresco.