Cómo influye el tipo de suelo en el vino: el terroir de La Rioja
¿Sabías que la calidad y las características de un vino dependen en gran medida del tipo de suelo en el que se cultivan las vides? En este artículo te contamos cómo influye el tipo de suelo en el vino y cómo el terroir de La Rioja contribuye a la excelencia de nuestros vinos.
¿Qué es el terroir?
Antes de profundizar en la influencia del suelo, es importante comprender el concepto de terroir. Este término francés se refiere al conjunto de factores ambientales que afectan el cultivo de la vid y, en consecuencia, el sabor y las características del vino. Estos factores incluyen el clima, la topografía, la altitud, la orientación de las viñas y, por supuesto, el suelo.
El terroir es lo que hace que los vinos de una región sean diferentes de los de otra, incluso si se cultivan las mismas variedades de uva. Así, en La Rioja, el terroir es un elemento clave para entender por qué sus vinos son tan apreciados a nivel mundial.
El terroir de La Rioja: variedad y riqueza
La región de La Rioja se caracteriza por una gran diversidad de suelos, lo que contribuye a la complejidad y riqueza de sus vinos. Los tres tipos principales de suelos que se encuentran en La Rioja son:
- Suelos arcilloso-cálcicos: estos suelos se encuentran principalmente en la Rioja Alta y la Rioja Alavesa. Son ricos en carbonato cálcico, lo que ayuda a retener el agua y los nutrientes. Los vinos producidos en estos suelos suelen tener una acidez equilibrada y una estructura firme, lo que los hace ideales para el envejecimiento. Por ejemplo, Coto de Imaz Gran Reserva se elabora con uva tempranillo procedente de nuestros viñedos de Elvillar de Álava, en la Rioja Alta.
- Suelos arcilloso-ferruginosos: Comunes en la Rioja Baja, estos suelos son ricos en óxidos de hierro, lo que les da un color rojizo característico. Los vinos resultantes tienden a ser más potentes y con una mayor concentración de taninos, aportando una robustez que es especialmente valorada en tintos de larga crianza.
- Suelos aluviales: Se encuentran principalmente a lo largo de los valles de los ríos Ebro y Oja. Estos suelos son una mezcla de arena, limo y arcilla, y se caracterizan por ser bien drenados. Los vinos producidos en suelos aluviales suelen ser más frescos y ligeros, con una acidez vibrante que resalta las notas frutales.
La influencia del suelo en el sabor del vino
El tipo de suelo en el que se cultiva la vid tiene un impacto directo en el sabor y las características del vino. Enumeramos algunos de los efectos más destacados:
- Retención de agua y nutrientes. Los suelos arcillosos, por ejemplo, tienen una alta capacidad para retener agua, lo que es crucial en climas secos. Esta capacidad de retención también ayuda a proporcionar un suministro constante de nutrientes a las vides, lo que se traduce en uvas de alta calidad. Un buen ejemplo son los suelos arcilloso-cálcicos de la Rioja Alta y Rioja Alavesa, donde los vinos desarrollan una estructura sólida y una acidez equilibrada.
- Drenaje y oxigenación. Los suelos bien drenados, como los aluviales y calcáreos, permiten que las raíces de la vid reciban suficiente oxígeno, lo que es esencial para un crecimiento saludable. Esto resulta en vinos que tienden a ser más frescos y ligeros, con un perfil aromático más pronunciado. En La Rioja, los vinos producidos en suelos aluviales y calcáreos suelen destacar por su frescura y vivacidad.
- Influencia mineral. La presencia de minerales como el hierro en los suelos puede impartir características específicas al vino. Los suelos arcilloso-ferruginosos, por ejemplo, aportan una mayor concentración de taninos y una estructura robusta, lo que hace que los vinos sean más aptos para la crianza prolongada.
El papel del clima y la altitud en el sabor del vino
Aunque el suelo es un factor crucial, no se puede hablar del terroir de La Rioja sin mencionar el clima y la altitud. La combinación de un clima continental moderado con la influencia de los vientos atlánticos y la altitud variable crea un entorno ideal para el cultivo de la vid.
En la Rioja Alta y Alavesa, donde hay más influencia atlántica y una mayor altitud, las uvas maduran más lentamente, lo que resulta en vinos con una acidez natural más alta y un mayor potencial de envejecimiento. En la Rioja Baja, con un clima con mayor predominancia mediterránea y suelos ricos en hierro, los vinos tienden a ser más potentes y concentrados.
Cómo influye el suelo en los vinos de El Coto de Rioja
Nuestra bodega se beneficia enormemente de la diversidad de suelos de nuestros viñedos, un hecho que se refleja directamente en la gran variedad y calidad de nuestros vinos. Los viñedos de El Coto se extienden principalmente por la Rioja Alta y la Rioja Alavesa, donde predominan los suelos arcilloso-cálcareos. Estos suelos, ricos en carbonato cálcico, permiten la producción de vinos con una acidez equilibrada y una estructura elegante, características que son distintivas de los vinos que producimos. Además, somos el mayor viticultor de la Denominación de Origen Calificada Rioja, con más de 800 hectáreas de terreno propio, con fincas distribuidas por todas las subzonas de la D.O.Ca Rioja.
Así, en la Rioja Alavesa tenemos viñedos en Elvillar de Álava, Yécora y Oyón. En estas fincas, la mayoría son viñedos antiguos, protegidos por la Sierra de Cantabria y distribuidos en pequeñas parcelas, lo cual es una tradición en toda la región.
Por otro lado, en la Rioja Alta, nuestro viñedo se concentra en Cenicero y sus alrededores. Aunque están más próximos al valle, también se encuentran a cierta altitud. Estos viñedos, con más de 50 años, producen rendimientos muy bajos por hectárea, de una calidad excepcional.
De esta forma, y gracias también a la gran variedad de uvas que utilizamos podemos ofrecer la más amplia gama de vinos blancos de La Rioja y vinos crianza y reserva de Rioja que recogen la tradición y excepcionalidad de nuestra tierra.
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