Consejos

Las Navidades son una ocasión perfecta para lucir nuestras mejores galas y disfrutar en compañía de nuestros seres queridos, ¡también cuando nos sentamos a la mesa! Si quieres impresionar a tus invitados vistiendo tu mesa de fiesta, te contamos todo lo que necesitas para deslumbrar con la decoración de tu mesa de Navidad. ¡Y recuerda que no debe faltar una buena copa de vino para brindar con los tuyos!

Los manteles en blanco siempre son una buena opción para crear el lienzo de fondo de tu mesa de Navidad. Si eres de los que guardan la mantelería buena en el cajón a la espera de una buena ocasión para lucirla, ¡este es el momento! Si no cuentas con un mantel en tu ajuar, los caminos de mesa también son una opción más económica para poner el toque de color a tu mesa.

Con un poco de maña y paciencia para doblarlas, puedes convertir tus servilletas en un objeto de lo más decorativo. Si no tienes servilletas a juego con el mantel, ¡no te preocupes! Estos elementos son perfectos para aportar color y contraste, con el rojo, el verde y el dorado como colores estrella. ¡Este año se llevan mucho el cuadro escocés en la mesa!

Estos elementos son perfectos para darle un toque diferente a tu mesa navideña, asequibles para todos los bolsillos. Añadiendo unos bajoplatos dorados o plateados, incluso una vajilla blanca sencilla lucirá mucho más elegante. Y si te gusta el color, ¡atrévete con el rojo!

Otra opción de tendencia es usar tablas de madera o manteles individuales de fibras naturales. Así conseguirás una mesa estilo nórdico o natural que marcará la diferencia.

El vino no puede faltar en ninguna mesa de Navidad y estas fiestas son la ocasión perfecta de sacarle partido a esas elegantes copas de cristal que sueles tener olvidadas en la vitrina. Eso sí, antes de poner la mesa, ¡ten en cuenta qué vino vas a servir para elegir las adecuadas! Lo ideal es que des la opción a tus comensales de elegir si prefieren blanco o tinto.

Sin duda, uno de los grandes protagonistas de estas fiestas, perfectos para lograr una presentación sobresaliente ante nuestros comensales. Anímate a confeccionarlo tú, con tus flores favoritas y añadir elementos típicos navideños como piñas, ramas de pino, bolas…

Recuerda que los centros de mesa no deben ser demasiado altos, para no tapar la vista a los comensales.

Encontrar el estilo perfecto para la decoración de tu mesa de Navidad es cuestión de gustos, pero hay algo que nunca falla. Tanto si prefieres lo natural como si buscas algo elegante, los detalles dorados o plateados siempre funcionan bien.

La iluminación es clave para crear un ambiente cálido, íntimo y acogedor, con ese toque hogareño que tanto nos gusta. La luz tenue y sutil de las velas es perfecta para decorar tu mesa de Navidad.  Aunque, si tienes niños en casa, también puedes utilizar velas LED. Una opción muy económica como luz ornamental y totalmente segura.

Con los candelabros conseguirás que tu mesa de Navidad brille como nunca. Cuentas con muchos estilos para escoger: varios brazos, portavelas metálicos, de cristal, decorados… También puedes darle tu toque personal añadiendoles un lazo o cualquier otro elemento decorativo.

Como colofón, coloca el vino sobre tu mesa. Es otro básico que no puede faltar en las familias españolas en esta época del año.  Si en tu mesa ya hay vino antes de comenzar a comer, ten por seguro que tus comensales se animarán a tomar una copa para relajarse y sentirse como en casa.

Para los entrantes

Puedes comenzar con un vino como El Coto Semidulce, ideal para entrantes y aperitivos; para aquellas personas que no les gusta mucho el vino o para las que prefieren tomar algo con menos graduación. Este vino es muy fresco, con aromas a frutas tropicales y cítricos.

Para el primer plato

Si vas a servir ensaladas, mariscos o pescados, te recomendamos que pruebes El Coto Verdejo, que no es un verdejo cualquiera. ¿Sabías que es el primer vino blanco monovarietal de uva verdejo de la D.O.Ca Rioja? Diferente y sorprendente. ¡Atrévete y ya nos dirás qué opinan tus comensales!

Para el segundo plato

Para aquellos que disfrutan con una copa de vino tinto reserva rioja, nuestra mejor opción siempre será Coto de Imaz Reserva. Un vino con numerosos premios que destaca también por su excelente equilibrio entre calidad y precio. Ideal para esos platos de carne o cordero asado. Si prefieres todavía un vino de más calidad, más maduro y persistente, Coto de Imaz Gran Reserva será un acierto seguro.

Este accesorio resulta muy práctico en este tipo de ocasiones, en las que no puede faltar un buen vino o una botella de cava. Además, así te aseguras de que el vino se mantenga a la temperatura óptima durante mucho más tiempo. Algo especialmente importante para los vinos blancos y espumosos, que se toman más fríos.

El decantador de vino puede ser una pieza decorativa diferente para tu mesa de Navidad. Sin embargo, solo te lo recomendamos si vas a servir un vino potente y con mucho cuerpo, como puede ser Coto Real Reserva o Coto de Imaz Gran Reserva. ¿Los conoces? Si tus comensales son aficionados al mundo del vino, ¡opta por sorprenderlos con uno de ellos!

Seguramente ya debes saber que no hay que decantar todos los vinos. Los vinos blancos o los rosados no necesitan ser decantados. Una excepción es el vino blanco reserva con mucho cuerpo o con notas sulfurosas, que puede ganar en sabores con su decantación.

Los vinos tintos robustos y con alta concentración de taninos, como nuestros vinos Coto Real Reserva o Coto de Imaz Gran Reserva, también mejoran sus sabores con una mayor exposición al oxígeno. Esto se debe a que la oxigenación suaviza los taninos y la acidez y deja aflorar posibles aromas afrutados y florales del vino.

Otro caso es cuando el vino tiene sedimentos, por ejemplo, cuando se trata de un vino tinto guardado durante mucho tiempo. Podemos usar el decantador para eliminar los posos. Para ello, colocamos un pequeño colador de acero inoxidable en la boca del decantador y listo.

Para usar el decantador correctamente, primero debemos “envinar” el decantador, es decir, verter un poco de vino para limpiarlo bien, por si han quedado restos de agua o polvo y posibles aromas o sabores. Nos deshacemos de ese vino y vertemos un poco en una copa para probarlo. Según lo que podamos percibir en nariz y en boca ya tendremos alguna pista del tiempo que nos puede llevar decantar dicho vino.

Para comenzar a decantar el vino, cogemos la botella en una mano y en la otra el decantador, colocándolo en un ángulo de 45º. Seguidamente, sin tocar el cuello de la botella el decantador, vertemos el vino sobre su cuello, de forma constante. Debemos dejar un dedo de vino en la botella que es donde se van a quedarse los posos, si los tiene.

El tiempo que se necesita para decantar un vino va a variar según la variedad de uva, el tiempo de reposo en botella y la forma del decantador. Los vinos tintos ligeros o los blancos reserva ligeros pueden necesitar entre 30 y 40 minutos. Sin embargo, para los vinos más fuertes y con cuerpo puede llevarte más de una hora. Para saber cuánto tiempo necesitas realmente haz la prueba; decanta el vino y si a la media hora no notas un sabor más suave o afrutado, déjalo reposar en el decantador otra media hora.

Una vez el vino esté decantado lo suficiente para que puedas percibir sus aromas y sabores debes servirlo y no reservarlo más tiempo. Puedes guardar el vino sobrante en el decantador con un tapón un par de días, pero poco más.

Existen diferentes tipos de decantadores dependiendo de su utilidad y diseño, pero de forma genérica podemos hablar de decantadores de máxima oxigenación y de mínima oxigenación.

–Decantadores de máxima oxigenación. Los más habituales, con una base ancha para que se airee mejor el vino y con un cuello también ancho. Así se puede sostener mejor, también se oxigena más el vino y los posibles posos se queden en el lateral al verter el vino. Estos son ideales para vinos reserva y gran reserva. Otro tipo de decantador de máxima oxigenación es el de pato.

–Decantadores de mínima oxigenación. Estos tienen la boca más estrecha y el cuello más alargado y menos inclinación. Se utilizan más para vinos jóvenes. Entre ellos algunos diseños pueden ser el decantador de cisne o el cornetto.

Según el tipo de vino también podemos recomendar diferentes decantadores. Así, por ejemplo, para los vinos tintos con cuerpo, como nuestro tempranillo 875 m o un cabernet sauvignon, se aconseja usar un decantador de fondo ancho. De esta forma, cuanta más superficie de vino esté expuesta al oxígeno más rápido decantamos el vino. Si hablamos de vinos con un cuerpo medio como el merlot, mejor un decantador mediano y para los pinot noir o más ligeros una jarra más pequeña es suficiente.

Por otro lado, también hay diferentes tipos de vidrio para elaborar los decantadores de vino. El cristal es más resistente y se utiliza para crear decantadores de diseño, mientras que los de vidrio son más gruesos y con formas más simples. Aunque, los dos son opciones válidas, si vas a usar el lavavajillas mejor opta por uno de vidrio.

Para limpiar tu decantador es recomendable usar un jabón neutro sin fragancias, ya que puede afectar al vino. Nunca debes usar vinagre de limpieza para este utensilio, ya que su fuerte olor también puede estropear tu vino a futuro. Lo ideal es usar un cepillo largo o un limpiador específico para llegar a todos los recovecos de tu jarra, especialmente si es de diseño. ¡Recuerda secar bien tu decantador antes de usarlo!

Nuestra recomendación personal es que elijas los decantadores de vino clásicos, porque son mucho más fáciles de usar y de limpiar, y por lo general más duraderos. Por ejemplo, este de Decántalo es muy estiloso y práctico a la vez.

La mayoría de los restaurantes y bares no tienen un sommelier profesional. Así que, no te preocupes porque lo que debes hacer ante esta situación. La respuesta es más simple de lo que parece. Lo que esperan principalmente de ti es que compruebes si el vino está en buen estado. No suele pasar, pero puede que el vino se haya picado si lo han almacenado de forma incorrecta o si ha sufrido cambios de temperatura bruscos.

¿Qué es un vino encorchado?

Otro defecto que puede tener el vino es que esté encorchado o acorchado. Este problema se produce por culpa de una molécula conocida como TCA (tricloroanisol), presente en la madera y el corcho. La TCA cuando entra en contacto con el vino puede estropearlo, provocando un olor bastante fuerte a humedad o moho. A veces es difícil de detectar el olor, pero seguramente si el vino está afectado por esta molécula sus sabores habrán sido alterados y no será muy agradable al gusto. Así que, si hueles el vino y notas ese olor típico a cartón mojado o a un lugar muy húmedo, te recomendamos que pidas al camarero que te de otra copa de otra botella.

¿Qué es un vino oxidado?

Por otro lado, el vino también puede estar oxidado. Esto quiere decir que ha estado demasiado expuesto al oxígeno. ¿Y cómo puedo saber si un vino está oxidado? Pues, suele ser más fácil de detectar que el encorchado. Por ejemplo, los vinos blancos oxidados suelen volverse más amarillos y los tintos más amarronados. Además, el sabor suele volverse más amargo y áspero.

Para detectar todos estos posibles aromas o sabores poco agradables, no hace falta mucho más que, primero comprobar el color con la copa sobre el mantel. Luego debes darle un par de vueltas a la copa sobre la mesa, para airearlo y liberar sus aromas. A continuación, lo hueles profundamente y lo pruebas con un pequeño sorbo que debes pasar por toda la boca. Si percibes alguno de los olores y sabores que te comentamos anteriormente, no dudes en pedir otra copa de vino u otra botella. Además, hazle saber al camarero o sommelier cuál es el problema que has detectado. Lo mismo si tiene sedimentos o hay trozos de corcho flotando en tu vino.

Si te interesa saber más sobre cómo catar un vino y detectar todos sus posibles aromas y sabores tenemos unas clases muy interesantes para ti. ¿Conoces nuestra serie en YouTube WineClass? Aquí te dejamos nuestro primer vídeo, son muy cortitos y fáciles de asimilar. También te dejamos otro artículo con algunos consejos sencillos para pedir vino en un restaurante o un bar y acertar.

Hay varias razones que pueden explicar que el corcho se rompa al abrir una botella de vino. Además, ten en cuenta que si se rompe el corcho no siempre significa que el vino está malo.

El corcho necesita estar hidratado y en contacto con el vino, por eso es tan importante la forma de almacenarlo en casa, y más si es de calidad. Lo correcto es guardarlo en posición horizontal, para que el líquido toque el corcho. Además, si piensas en las clásicas bodegas suelen ser lugares oscuros y algo húmedos. En estas condiciones el corcho no se seca y el vino mantiene sus matices, aromas y sabores intactos.

Cuando las botellas se almacenan verticalmente los corchos pueden secarse y cambiar su estructura, dejando que el vino se oxide antes. De esta forma es más probable que se acabe estropeando. Hay que tener en cuenta que no todos los corchos son iguales, y aunque parezca mentira su calidad, densidad y tamaño afectan también al vino que guardan.

Otro de los motivos que puede afectar al estado del corcho es el moho, si la botella ha estado en un espacio demasiado húmedo. Sin embargo, si no hay poros en el corcho es difícil que este afecte al vino. También hay ciertas polillas e insectos que proliferan en las bodegas y se pueden comer los corchos.

Por otro lado, el motivo de que se rompa el corcho puede ser simplemente una mala introducción del sacacorchos. Si no lo enroscamos lo suficiente y en el centro, corremos el riesgo de romperlo, por la forma en la que aplicamos la presión. Por eso, también hay que tener en cuenta la forma de este utensilio y no sirve cualquiera. Debe de estar bien afilado y ser puntiagudo.

Si el corcho se rompe, nuestro primer consejo es que intentes sacar el corcho restante desde diferentes ángulos. Como último recurso, empuja el corcho hacia dentro y cuela y decanta el vino antes de servirlo. Si el vino es muy viejo, incluso haz el filtrado directamente en la copa, para evitar perder más aromas al pasarlo de un recipiente a otro. Lo que sí está claro es que debes retirar cuanto antes los restos de corcho del vino porque pueden degradarlo.

Otro truco de experto es tener a mano un abridor de dos puntas, también conocido como ladrón de mayordomo, en los casos en los que vemos que es posible que se vaya a romper el corcho.

A veces el sacacorchos puede ser demasiado voluminoso para introducir en una botella con el corcho roto. Entonces, puede optar por un tornillo de corcho, enroscándolo hasta el fondo y tirando de la parte que queda de una sola vez.

Desde el 28 al 30 de julio, en la Ribeira Sacra (Galicia), se celebra la 17º edición de este festival musical para disfrutar de la naturaleza, el vino y su gastronomía. Concretamente, las celebraciones se extenderán por los pueblos de Sober, Pobra do Brollón, Monforte de Lemos y Chantada.

En el cartel de este año podrás encontrar propuestas como Morgan, Jane Weaver y La Costa Brava, entre otros. Entre las actividades que ofrece se encuentran conciertos en catamarán por el Río Sil. También catas en bodegas y paseos guiados. En ellos podrás descubrir el rico patrimonio histórico y cultural de la zona.

El Festival Castell de Peralada, de fama internacional, se celebra en el conjunto medieval del Castillo de Peralada (en la Costa Brava). Tendrá lugar durante julio y agosto. Sus espacios son el escenario de conciertos de cámara y ópera durante los meses estivales.

Además de la música, con artistas como Freddie de Tommaso y Jordi Savall, también ofrece una amplia oferta gastronómica, vinícola y cultural. Alberga un museo situado en un antiguo convento de las carmelitas del siglo XIV.

Uno de los festivales más conocidos y consagrados que se celebra en Aranda del Duero, en Burgos. Está patrocinado por el Consejo Regulador de Ribera del Duero, y se celebra del día 9 al 13 de agosto.

En este evento encontrarás diferentes stands con los vinos de las bodegas que forman parte de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Además, podrás disfrutar de la música de más de 150 artistas indie y del panorama musical actual. Por ejemplo, en esta edición actuarán Arde Bogotá, Ginebras, Lori Meyers o Iván Ferreiro.

Del 31 de agosto al 3 de septiembre, se celebra en Logroño el MUWI. Un festival que alberga conciertos de música indie, pop, rock y electrónica. En esta ocasión entre la cartelera encontrarás grupos y artistas como LA M.O.D.A., Varry Brava, Quique González o Siloé.

La experiencia de este evento se expande con opciones de gastronomía y música por toda la ciudad. Con diferentes escenarios donde podrás disfrutar también de nuestros vinos de El Coto de Rioja.

La Rioja celebra el tercer fin de semana de septiembre las fiestas de San Mateo en Logroño. Del 16 al 22 de septiembre, en estas fiestas podrás disfrutar del vino de rioja como nunca.

Podrás asistir a un pisado de uvas, catas de vino, conciertos, toros o fuegos artificiales. Es una ocasión perfecta para hacer una escapa a Logroño y conocer más sobre los vinos de Rioja y la Denominación de Origen Calificada (D.O.Ca).

Esta fiesta se celebra tradicionalmente en el pueblo de Sant Sadurní d’Anoia situado en la comarca del Alto Penedés. Coincidiendo con la vendimia, en esta ocasión será los días 7 y 8 de septiembre.

Una celebración popular que escenifica la victoria que obtuvo esta comarca en 1887, después de una plaga de filoxera que arrasó todos los viñedos del Penedès. De hecho, esta zona obtuvo un importante desarrollo porque la plaga arrasó inicialmente los viñedos franceses. Esto provocó una alta demanda de vinos españoles de Cataluña y la Rioja.

Los vinos blancos jóvenes son un acompañante perfecto de comidas más ligeras. Se caracterizan por su proceso de elaboración, ya que no pasan por barrica. Los vinos jóvenes se elaboran el mismo año en el que se recolecta la uva y por eso se les conoce como “vinos del año”.

Según la variedad de uva con la que están hechos y los métodos de elaboración que se emplean, estos vinos pueden destacar por su carácter ácido o dulce. Por lo tanto, la temperatura óptima para servirlos debe estar entre 6 °C y 10 °C. A su vez, los vinos jóvenes suelen destacar por sus aromas florales o frutales y por esto también deben servirse frescos.

El Coto Blanco es un vino fresco, con aromas de fruta blanca con carácter cítrico y fresco. La temperatura de servicio de esta clase de vino está entre 7 °C y 8 °C. Puedes acompañarlo tanto con mariscos, pescados y paellas.

El vino blanco crianza es aquel que pasa un total de 18 meses en maduración, de los cuales 6 deben cumplirse en barrica. Por lo tanto, podríamos decir que a medida que aumenta su estancia en barrica también debe subir la temperatura de servicio de estos vinos. Lo ideal será servirlos entre 10 °C y 12 °C.

La temperatura influye directamente en la percepción de los aromas del vino. Así que, en este caso, lo ideal será servirlos de esta forma para disfrutar de ellos. Sin embargo, ten en cuenta que un exceso en la temperatura del vino puede producir que se potencien los alcoholes y el ardor del vino.

Precisamente nuestro 875 m Chardonnay es un vino que se sirve a esta temperatura (entre 10 °C y 12 °C). Elaborado a partir de uvas de la variedad chardonnay, marida perfectamente con una caldereta de pescados, con un arroz caldoso o con cualquier marisco. La fermentación en barrica aporta una marcada untuosidad y complejidad aromática.

Para disfrutar de un buen vino blanco en los meses de más calor, recuerda no ponerlo al sol, aunque esté en una fuente de agua. Los rayos solares pueden también dañarlo y variar su sabor. Tampoco es recomendable echar hielo a tu vino directamente.

Cuando compras vino blanco o rosado, lo ideal es que los guardes en el frigorífico. Si adquieres la botella el mismo día que vas a consumirla, déjala en la nevera durante unas dos horas o ponla en el congelador media hora. Otra forma de enfriar el vino más rápidamente es con una cubitera con hielo.

Los espumosos es más recomendable servirlos muy fríos. Para conseguir esta temperatura, puedes dejarlo en el congelador una hora antes de servirlo. Si tienes poco tiempo, puedes poner la botella en una cubitera con hielo media hora. Después de abrir el vino, debe permanecer también en frío.

Las uvas más dulces son las más susceptibles de fermentar para dar vinos con una mayor graduación de alcohol, por tanto, serán los que tengan una mayor cantidad de calorías. Estas bebidas, al fermentarse, toman un alto contenido de carbohidratos (fructosa y glucosa). Una botella de vino de 750 mililitros tiene aproximadamente 560 kilocalorías.

Durante este proceso, las levaduras devoran los hidratos de carbono (azúcares) y liberan alcohol y CO₂ (gas carbónico). El contenido de azúcar residual, es decir, el azúcar que no ha fermentado, es el que contribuye al principal aporte de carbohidratos del vino.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona adulta debe consumir entre 2.200 y 2.500 kilocalorías. Así, si te tomas una copa de vino estás consumiendo alrededor de 75 y 125 kilocalorías. Si bien es cierto que estamos hablando de una cantidad mínima, depende de las copas que tomes al día y la suma total de las calorías que aportan el resto de los alimentos que consumas diariamente.

Aunque la cantidad de azúcar también influye en el aporte de calorías, normalmente tendrá menos un vino dulce con poca graduación de alcohol, que un vino de alta graduación. El alcohol tiene casi dos veces más cantidad de hidratos de carbono que de azúcar. Por este motivo, el alcohol afecta a las calorías del vino más que el azúcar.

Ahora bien, esa cantidad de calorías tiene una relación muy estrecha con los tipos de vinos. Aquí te dejamos unos rangos aproximados de las calorías que contiene una copa de 100 mililitros de nuestros vinos, dependiendo del tipo:

• Vino blanco: 70 calorías
• Vino rosado: 71 calorías
• Vino tinto crianza: 76 calorías
• Vinto tinto reserva y gran reserva: 79 calorías
• Vino semidulce: 83 calorías

Todo en su justa medida es bueno, así que si acostumbras tomar una copa de vino al día, seguramente no afecte en gran medida al total de calorías diarias que consumas. Esto dependerá más bien del tipo de alimentación que lleves y si en su conjunto no superan las calorías recomendadas según tu peso, estatura, edad y actividad física que realices diariamente. Si tienes dudas a este respecto, consulta a tu médico o a un nutricionista, pues contar calorías no es lo más importante.

¿Te preocupa tu peso? El vino engorda, pero depende como hemos dicho del alcohol. Entonces, elige aquellos con menor graduación, una información que encontrarás en las etiquetas de las botellas.

Ten en cuenta que, si el vino se combina con refrescos para elaborar, por ejemplo, el llamado tinto de verano o la sangría, estás añadiendo también calorías a tu bebida. Los refrescos suponen un aporte mayor de calorías por su alto contenido en azúcares. Además, la sangría suele llevar azúcar añadido en la mezcla y en algunos casos también licores. Un vaso de tinto de verano tiene alrededor de 120 kilocalorías, pero mejor elígelo con un agua carbonatada con aditivos que con un refresco de limón, ya que tendrá menos azúcares.

Por otro lado, si te preguntas qué engorda más, si el vino o la cerveza, aunque la segunda suele tener menos calorías que el vino, la respuesta no es tan simple como parece.

Un botellín de cerveza tiene aproximadamente 90 calorías. Sin embargo, el vino tiene un perfil más complejo. Su consumo suele estar asociado a porciones más pequeñas y un ritmo más pausado, lo que reduce el riesgo de excesos. En cambio, la cerveza tiende a consumirse en mayores cantidades, contiene gluten y gas, lo que aumenta el aporte calórico total y las molestias digestivas. Por eso, si buscas una opción equilibrada, el vino es mejor alternativa.

Seguramente ya has escuchado decir que el cambio climático está cambiando la producción de vino en todo el mundo, y uno de sus efectos más notorios es el aumento de la proporción alcohólica en muchas variedades.

A medida que las temperaturas globales suben, las uvas maduran más rápido y acumulan mayores niveles de azúcar, lo que se traduce en vinos con un contenido de alcohol más elevado. Dado que el alcohol es una de las principales fuentes de calorías en el vino, este fenómeno está incrementando el aporte calórico por copa, mucho más de lo que solía tener hace décadas. Así, los vinos producidos en regiones más cálidas o en años con climas extremos tienden a tener más calorías que los de climas más frescos.

Esto sucede si mantienes el vino en contacto excesivo con el oxígeno porque lo expones a la acción de bacterias acéticas. Estas bacterias aeróbicas necesitan la presencia de oxígeno para poder sobrevivir. Enseguida te detallamos los principales motivos por los cuales un vino se puede picar:

1. Malas prácticas durante el proceso de elaboración del vino. Cada vez es menos frecuente que un vino salga picado de la bodega,  gracias a los avances tecnológicos introducidos en los procesos de producción. Sin embargo, siempre existe una posibilidad.

El contacto excesivo con oxígeno durante la fermentación y la maceración, la entrada de aire durante la estancia en barricas o fallos en el proceso de embotellado y encapsulado de las botellas, pueden contribuir a que un vino se pique.

2. Manipulación inadecuada durante la comercialización del vino. Durante este proceso es muy importante controlar los niveles de oxígeno a los que se expone el producto, así como los contenedores del vino.

Por lo tanto, la entrada de aire en las botellas por exceso de movimiento durante el transporte; la exposición a cambios súbitos de temperatura o a temperaturas inadecuadas; la exposición de las botellas a fuentes de luz fuertes o servicio de botellas abiertas durante días, pueden avinagrarlo.  

¿Cómo saber si un vino está picado antes de llevártelo a la boca? Existen algunas pistas que pueden indicar el estado del vino antes de probarlo. De esta forma evitas terminar degustando un sabor avinagrado que posiblemente arruine tu experiencia. Mira de qué pistas estamos hablando a continuación:

1. En la botella: si observas que con el tapón puesto falta vino, o que el propio corcho está defectuoso o excesivamente impregnado de vino, podrías estar frente a una botella de vino en mal estado.
2. En la copa: cuando lo sirves en una copa, un vino picado se presenta algo turbio y sin brillo. Además, se puede llegar a formar una especie de velo en la superficie que bajo el reflejo de la luz queda al descubierto.

Si se trata de un vino tinto, pero tiene ciertos tonos anaranjados, puede ser un síntoma de que ese vino tendrá un sabor a vinagre. Si lo acercas un poco a tu nariz podrás detectar aromas químicos como pegamento, quita esmalte o laca.

Sin embargo, existe la posibilidad de que no notes ningún cambio importante, sino hasta que te lo lleves a la boca. ¡Esta es la prueba definitiva! Si percibes un sabor áspero, sin rastros de aromas frutales o florales y dentro de esta mezcla aparece un leve sabor a vinagre, estás ante un vino picado.

Al ser el vino, la madera y el corcho productos de origen orgánico, siempre hay una pequeña posibilidad de que las bacterias acéticas desarrollen sus procesos vitales en una botella de vino. Por lo tanto, para evitar que un vino se pique es fundamental controlar su exposición al oxígeno.

Si esto no se realiza de forma correcta y el vino se ve expuesto a la entrada de aire en el proceso de elaboración, es muy probable que se contribuya a que el sabor del vino de un giro radical. Con ello la experiencia de consumo se verá empañada por su sabor avinagrado.

¿Llegas de prisa al supermercado y te urge elegir el vino perfecto, pero no quieres gastar mucho? Muy fácil, te sugerimos, primero que nada, fijarte en las recomendaciones. Ten en cuenta esas botellas destacadas con un cartel llamativo que indican que el vino ha sido seleccionado: ¡será por una razón!

En algunas ocasiones, los supermercados destacan aquellos que han recibido un premio o una buena puntuación por parte de una guía de vinos, lo que podría garantizar su calidad. Esta técnica de marketing es especialmente habitual en los Duty Free de los aeropuertos, donde destacan los vinos premiados del país para que te lleves el mejor sabor de boca del lugar que has visitado.

Comprar en vinotecas

Ahora bien, si puedes tomarte el tiempo de elegir un vino en una vinoteca, entonces tendrás una ventaja: la asesoría de un profesional que te ayudará a elegir el que mejor se ajuste a tu presupuesto. Podrás comprar un buen vino sin gastar mucho dinero, porque no es cierto que en estos lugares comprar una botella de vino es más caro. En general, los negocios deben respetar el precio sugerido por la bodega.

Si lo haces y decides comprar en una vinoteca, aventúrate también a probar sabores distintos. Si eres fan de los vinos tintos no te vamos a decir que dejes de serlo, pero sí que te atrevas a probar otros como los vinos blancos rioja o los semidulces. En una misma franja de precios, a veces son los vinos más claros los que concentran todas las sorpresas.

Otra opción para comprar vino de calidad a buen precio es elegir las tiendas online de las bodegas o incluso tiendas multimarca de vinos. Estas tendrán siempre mejores precios debido a los gastos que se ahorran en comparación con las tiendas físicas. Además, en muchas ocasiones tienen descuentos especiales si compras cantidades grandes, por caja, por ejemplo, o te ofrecen los gastos de envío gratis.

Si no te fías de que las botellas lleguen enteritas, no te preocupes porque son totalmente fiables. Además, siempre se hacen cargo de cualquier problema logístico que ocurra con tu pedido.  

Por otro lado, comprar vino online en las propias webs de las bodegas tiene las ventajas adicionales de que siempre tendrás garantizado el origen, la trazabilidad y manipulación de los vinos, para que mantengan siempre temperaturas adecuadas y no se estropeen.

En España tenemos la suerte de poder encontrar vinos buenos entre los 6 y los 20€. Es posible que en muchos países europeos los precios se incrementen considerablemente porque tienen que importar este producto. Sin embargo, en nuestro caso, la cercanía de las bodegas y la gran variedad hace que encontremos calidad y precios competitivos fácilmente.

Si bien existen referencias que superan los 100 euros, puedes disfrutar de un vino de calidad superior sin tener que pagar más de 30€. Comprar un buen vino sin gastar mucho dinero es posible. Como te comentábamos, hay opciones de vinos estupendos y agradables al paladar por menos de 10€. De hecho, no lo decimos nosotros, también lo afirman algunos estudios. Investigadores de la Universidad de Hertfordshire, en Inglaterra, encontraron que hay vinos de un valor inferior a los 8€, pero tienen el mismo efecto en el paladar que aquellos que se venden a un precio hasta seis veces más caros.

Vinos con buena relación calidad-precio

Conviértete en el invitado perfecto regalando una buena botella de vino sin gastar demasiado. Sí se puede tener una buena relación calidad-precio, con crianzas más jóvenes o hasta algunos reservas. Nuestro Coto de Imaz Reserva o Coto de Imaz Selección Viñedos Reserva son versátiles y fáciles de maridar, pero, sobre todo, ricos y económicos. A la hora de elegir, ¡fíate más de tu paladar o de que te lo hayan recomendado!